Menotti, quien condujo al seleccionado argentino hacia la gloria mundial en 1978, no solo fue un entrenador exitoso, sino un defensor apasionado de la esencia del fútbol argentino como una expresión cultural. Para él, el fútbol era mucho más que simplemente ganar títulos; era una forma de conexión emocional con la gente. Como él mismo dijo: "Para la Argentina, el fútbol es un hecho cultural, un modo de expresión. Más allá de los razonamientos tácticos, el fútbol debe tener un enorme compromiso en lograr una relación afectiva con la gente, que es la sostenedora de todo esto".

César no solo inspiró a sus jugadores, sino que también influyó en generaciones enteras de entrenadores y aficionados.

A lo largo de su carrera, Menotti dejó una serie de citas memorables que reflejan su pasión y su profundo entendimiento del juego. Desde su defensa de un fútbol estético hasta su énfasis en la importancia de la identidad y el compromiso de un equipo, sus palabras resonarán en el corazón de todos los amantes del deporte.

Criado en el barrio rosarino de Fisherton, Menotti llevó consigo las tradiciones y los valores del fútbol argentino a lo largo de su vida. Como jugador y luego como entrenador, dejó una huella imborrable en clubes de todo el mundo, desde Barcelona hasta Santos, siempre llevando consigo la pasión por el juego y el respeto por sus raíces.

Con su partida, el fútbol argentino pierde a un verdadero icono, pero su legado perdurará en la historia del deporte. César Luis Menotti será recordado como mucho más que un entrenador.