En una solitaria celebración, con la Plaza de San Pedro totalmente vacía, el Papa Francisco comenzó la lectura del evangelio. "Nos sorprendió una tormenta furiosa, en esta barca estamos todos los discípulos que hablan en una única voz, y los que dicen 'estamos perdidos'. En este barco estamos todos, es fácil identificarnos y lo difícil es entender la actitud de Jesús. Los discípulos están alarmados, y él permanece en la parte de la popa donde primero se hunde. Duerme tranquilo y confiado", comenzó.

Y prosiguió la lectura: "Es la única parte del evangelio donde Jesús permanece durmiendo. Cuando despierta, pregunta: '¿Por qué tenéis miedo? ¿Acaso no tienen fe?'"

"Entre nosotros, lo que más duele es cuando escuchamos decir '¿Es que no te importo?'. La tempestad desenmascara nuestra debilidad y deja al descubierto los proyectos y las rutinas."

No podemos seguir cada uno por nuestra cuenta destacó en su mensaje el representante de la Iglesia."No hemos escuchado el grito de los pobres, hemos permanecidos imperturbables, el Señor nos dirige una llamada a la fe, nos llama a tomar este tiempo de prueba como una opción para separar lo que es necesario de lo que no es".