Hizo un asado "take away" para festejar con sus amigos
Unos 20 "invitados" pasaron por el take away por el asado como festejo y, por supuesto, dejaron su regalo.
Un cumpleañero que se precie de tal sabe que no es lo mismo cumplir en plena cuarentena que en tiempos "normales". Los que no son de celebrar, lo superan sin sobresaltos. Unos llamados de los más cercanos, un gesto de los íntimos y listo. Como mucho una torta, velitas y alguna videollamada con amigos. Pero al que le gusta armar algo, le cuesta hacer un asado.
El coronavirus, la pandemia, la cuarentena... El 2020 da vueltas en ese triángulo aún indescifrable. Salimos, no salimos. Una invitación al fuera de juego permanente. Aunque con un poco de creatividad y buena onda se puede festejar sin festejar, salir sin salir, invitar sin invitados. Algo de eso hizo Juan Martín, un celebrador serial de cumpleaños. El día 49 del aislamiento social, preventivo y obligatorio, cumplía sus 47. Y no la dejó pasar.
Se podría repasar punto por punto, a modo de examen reglamentarista, pero el formato de festejo que eligió para encuadrar a todas las recomendaciones y sugerencias anti coronavirus. La secuencia comenzó temprano, a medida que amigos y familiares lo saludaban por chat o con un llamado. La respuesta, tras el agradecimiento, sorprendía: "A las 21 los espero en casa, voy a hacer tremendo asado".
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Hizo un asado "take away" durantel a cuarentena como festejo para sus amigos
La mayoría ni siquiera repreguntó por el asado, dio por hecho que se trataba de una broma de cuarentena. No había chances de recrear, en este escenario y de yapa a una cuadra de la residencia de Olivos (la cercanía al presidente obliga inconscientemente a ser rígidos en el cumplimiento de las reglas), aquellas tantas noches de festejo.
Todo listo. Cerca de nueve de la noche, las bandejas estaban listas para cada porción. Cada una con su medida justa de ensalada y pan, claro. Por sus diferentes tareas, los que a esa hora ya habían confirmado contaban con permisos para moverse. Fernando tocó timbre minutos antes de las 21. Sobre la calle Túpac Amaru, el movimiento era mínimo. El primer "invitado", el cumpleañero y el fotógrafo de Clarín. Codazos, saludos y salió la primera vianda.
Conocedores del nivel de este tipo de asados, y definitivamente atraídos por esas imágenes del costillar tomando color al calor del fogón, los pibes fueron llegando a horario. Silvio se llevó su porción y estuvo a la altura con el regalo: dos botellas de champagne. Fabián, Chelo, Jorgito, Maxi, Paco... Barbijos, guantes, distanciamiento social, nada evitó el festejo. Los vinos fueron lo más regalado.
El festejo terminó con otros tantos mensajes, ya con platos vacíos y aplausos para el asador a través de videos o videollamadas. La "nueva normalidad" quizá tenga este tipo de momentos de ahora en adelante. O por un buen tiempo. Buscarle la vuelta a la cuarentena, sin romperla, de eso se trata.